18/2/13

SANA ALIMENTÁNDOTE SANO



Cada persona tiene unas necesidades nutricionales propias fruto de su terreno biológico dominante.

Hoy la sociedad está acostumbrada a vivir con reumatismo, las alergias, las migrañas, las varices, la hipertensión...nunca antes se habían generado tantas enfermedades degenerativas. Cada día es más difícil que se produzca una muerte natural o el morir de viejo. Las enfermedades degenerativas son las plagas de nuestro tiempo. La etiología de estas afecciones se relaciona con los hábitos de vida: la alimentación caracterizada por excesos y carencias, los tóxicos químicos contaminantes y el estrés.

Ningún medicamento podrá hacer tanto por nuestra salud como los alimentos saludables que tomamos cada día.

Igualmente, ningún fármaco posee la capacidad de compensar los efectos nocivos de los alimentos que ingerimos en una alimentación desequilibrada.

La piedra angular de toda terapeútica es la corrección alimentaria. Lo que habitualmente llamamos enfermedad, es solo un síntoma del estado de desorden al cual hemos llevado a nuestro organismo a través del tiempo. En sí mismo, el cuerpo humano tiene gran cantidad de maravillosos mecanismos para resolver problemas a los que puede verse sometido: excesos, carencias, toxicidad, etc. Pero nuestro moderno estilo de vida se las ha ingeniado para colapsar esa increíble armonía, malogrando la natural capacidad de adaptación a los inconvenientes.

Asumir esta realidad representa el cincuenta por ciento de la solución de nuestros actuales problemas de salud. Y ese es el objetivo, que la persona comprenda cómo él mismo ha generadotal situación de desorden y -por sobre todo- cómo él mismo puede remediar tal problema, en la medida que retorne a los hábitos saludables que nunca debió abandonar.

En este camino no hay secretos ni misterios, pero tampoco soluciones mágicas. Los errores se generan principalmente por desinformación (donde se mezclan por un lado la poca difusión de hábitos y alimentos saludables, y por el otro la excesiva publicidad, no muy clara por lo general y a veces con mensajes subliminales con dudosas intenciones que intentan movilizarnos por ejemplo a través de nuestra familia, de productos supuestamente beneficiosos para nuestra salud).

En la medida que vayamos aprendiendo como opera la inmensa inteligencia corporal y comprendamos sus mecanismos, veremos que es muy sencillo jugar a favor (y no en contra, como muchas veces solemos hacer sin siquiera saberlo) de nuestra propia naturaleza humana. Entenderemos que no habrá medicamento alguno que pueda remediar los problemas,mientras no dejemos de boicotear nuestro organismo con hábitos que van en contra de las leyes naturales que lo crearon.

Inicialmente debemos comprender como funciona el mecanismo de la intoxicación cotidiana y el ensuciamiento corporal, y aprender que alimentos y prácticas colaboran con ello. Si diariamente incorporamos más tóxicos de los que podemos evacuar, no necesitamos ser científicos para entender que la acumulación de toxinas acabará por generar un colapso tóxico. Esa es la causa profunda de la mal llamada enfermedad: desde calambres, alergias, problemas de calvicie, acidez estomacal, desorden hormonal, impotencia sexual, colesterol alto, irritabilidad, problemas de circulación, asma, osteoporosis, hasta un cáncer, todo responde al mismo mecanismo de generación. Solo difiere el grado de toxemia y el órgano mediante el cual, nuestro organismo expresa su claudicación y colapso.

Para el correcto funcionamiento corporal es importantísimo el rol que cumple la correcta nutrición, pero de poco servirá una alimentación de alta calidad en un contexto de ensuciamiento corporal crónico. El mejor de los alimentos puede ser mal aprovechado, como consecuencia de estar atrofiados los mecanismos de la química corporal para su correcta síntesis, a causa del colapso tóxico. La analogía con un automóvil puede ayudarnos a comprender mejor este concepto:
Si nuestro vehículo está carbonizado y fuera de punto debido al uso de combustible incorrecto, seguramente haríamos limpiar el motor y cambiaríamos la calidad del combustible. ¿Serviría hacer sólo una de las dos cosas? Con el cuerpo pasa exactamente igual. De poco sirve una sola acción. Hay que depurar para eliminar los desechos que impiden el normal funcionamiento. Y también hay que cambiar la calidad del “combustible” para que no vuelva a “carbonizar” la estructura.

Una persona que decida recuperar por sí misma su natural estado de salud y equilibrio,debe abordar irremediablemente el trabajo depurativo como prioridad absoluta y paralelamente la incorporación de alimentos y hábitos saludables. Es evidente que si no comenzamos por “destapar” nuestros filtros orgánicos y moderar el nivel de toxemia, todo lo que hagamos en procura de la salud, perderá bastante efectividad. Viceversa, cualquier práctica terapéutica se beneficiará de la tarea depurativa y de una nutrición saludable y no ensuciante.

Ejercer nuestro natural derecho a un óptimo estado de salud, se parece mucho a una mesa apoyada en tres patas: todas deben estar fuertes y en equilibrio. Por ello, la tarea de limpiezaorgánica se potenciará enormemente con un simultáneo freno al ingreso de nuevas toxinas yaporte de los nutrientes esenciales que estaban faltando. Trabajar separadamente cada aspecto, conspira contra una rápida recuperación de la salud y el equilibrio, implicando un mayor esfuerzo y tiempo.


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